«Gavilanes» a medio Gas

«Gavilanes» a medio Gas

El protagonismo de la velada estuvo a cargo del cuarteto vocal integrado por Àngel Òdena, Carmen Solís, José Bros y Beatriz Díaz


Comienza el Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo con Los gavilanes de Jacinto Guerrero, con una producción del Teatro de la Zarzuela ideada por Mario Gas que, en este trabajo, deja pasar la escena a un segundo plano, muy aséptica y sin nada destacable en ella, incluso las proyecciones nada tienen que ver con las sorprendentes de su extraordinaria La tabernera del puerto. Con estos mimbres no tiene sentido que se trasladara la acción un siglo adelante, hecho solo perceptible por el atuendo de los personajes diseñados por Franca Squarciapino. El movimiento escénico, en la misma línea, muy estático y simple, especialmente para el coro, que en casi todos sus números cantó inmóvil en una tarima semicircular de dos alturas como si de un recital se tratase.

Llama la atención que entre el cuerpo técnico figurara alguien encargado del movimiento escénico. El protagonismo de la velada estuvo a cargo del cuarteto vocal. Àngel Òdena fue un «Gavilán» convincente, en el que dio muestras de su potente y bella voz de una contundencia extraordinaria. Carmen Solís, como Adriana, dejó destellos de gran cantante. José Bros magnífico en el papel de Gustavo, tanto en sus intervenciones fuera de escena como sobre las tablas. Su extraordinaria dicción, gusto interpretativo y agudos plenos son sin duda sus señas de identidad, que puso de manifiesto, entre otras, en la exquisita interpretación de la romanza de amor «Flor roja». Su partenaire, Beatriz Díaz, espléndida como Rosaura, plasmó dramáticamente la inocencia de una joven aldeana, no obstante, el director de escena debería haber recreado a una muchacha menos cándida e infantil para ajustarse a las características del Gustavo de esta producción. Excelentes Lander Iglesias, Esteve Ferrer y Enrique Baquerizo en sus respectivos papeles de alcalde, gendarme y hermano de Juan, artistas que dotan de calidad a cada una de sus intervenciones. El resto del elenco actuó con corrección.

El Coro Capilla Polifónica, en versión reducida, aún está buscando acomodo en lo vocal tras la partida de su anterior maestro quedando ahora a cargo de José Manuel San Emeterio, que todavía no ha conseguido llevar a la agrupación al nivel de excelencia al que nos tenía acostumbrados. Miguel Ángel Gómez Martínez podría haber ofrecido una versión más refinada y atenta al detalle. Los concertantes de cada fin de acto resultaron un tanto toscos y la Oviedo Filarmonía presentó algunos momentos de dificultad para encajar con el devenir de las voces.

Scherzo, 1 de marzo de 2022 · Nuria Blanco Álvarez