01 Jul La música sonó por Lolo
Simón Orfila, Beatriz Díaz, Juan Noval-Moro y Víctor Luque, en la nómina de artistas que rindieron homenaje a Juan Manuel Menéndez
Lolo el de Cornellana, que se llamaba Juan Manuel Menéndez, tenía grandes amigos, muchos de ellos relacionados con el mundo de la música. Lolo falleció el pasado mes de abril, pero permanece en el recuerdo de sus compañeros de viaje por el mundo de la música, de los coros, de la misa de gaita que él potenció. Amigos que ayer le rindieron un más que sentido homenaje con un concierto en la sala de cámara del auditorio Príncipe Felipe.
Alrededor de 400 personas se reunieron para recordar a Lolo y para hacerlo a través de la música, su pasión, en todas sus vertientes, desde la lírica hasta la popular, pasando por la sinfónica. Y hubo homenaje contra viento y marea por el empeño de los que le querían.
El listado de participantes era una nómina de amigos del fallecido. Empezando por el coro «San Ignacio», en el que el cantaba antes de fallecer y que fue el primero en salir al escenario.
La selección de canciones estuvo marcada por los gustos personales del homenajeado y, así, Juan Noval-Moro cantó Campanines de mi aldea, y Aurelio Gabaldón interpretó Adiós, Granada. Una emocionada Beatriz Díaz tuvo que contener el llanto para cantar a su amigo fallecido O mio babbino caro. La primera parte del concierto, que se prolongó durante dos horas, la cerró Simón Orfila con Mi barca.
Fue todo música celestial interpretada por amigos para un amigo que ya no está, pero que permanece y que, según se cuenta, ha revolucionado el cielo con su llegada, según narró ayer el director del coro «San Ignacio», José Ovín, que glosó la figura de Lolo. «El 27 de abril hubo revuelo en el cielo y Juanín de Mieres, El Presi, Manolo Quirós y Alfredo de la Roza corrieron a saludar a Lolo, y Brahms, Bach y Beethoven están ahora a carcajadas con los chistes y sucedidos de Lolo», relató Ovín.
El auditorio sabía que era así, que la música sigue sonando por Lolo el de Cornellana y quedó claro en la sala de cámara. Todas las músicas, la guitarra de Víctor Luque, el piano de Jesús Arévalo y la voz de Juan Coloma. La tonada, el jazz o la ópera eran la pasión del fallecido.
Carlos Abeledo, presidente de la Asociación Lírica Alfredo Kraus, fue el maestro de ceremonias, de una ceremonia de reencuentro, llena de sonidos, con alguien que, para sus amigos, nunca se ha ido ni se irá del todo.
La Nueva España, 1 de julio de 2011