La soprano Beatriz Díaz vuelve a Bolonia

La soprano Beatriz Díaz vuelve a Bolonia

Nuestra cantante lírica más internacional afronta desde este domingo el papel de Oscar en el Teatro Comunale de la ciudad italiana

Cuentan que el compositor Giuseppe Verdi siempre defendió que los números de Oscar eran los mejores de su conmovedor «Ballo» y a esos números, nada más y nada menos, entregará su privilegiada voz la cantante asturiana Beatriz Díaz.

En una ópera en la que brilla la caracterización musical de todos los protagonistas, nuestra soprano comparte el cartel del estreno con figuras de la talla del tenor estadounidense Gregory Kunde (Riccardo), la soprano uruguaya María José Siri (Amelia), la mezzosoprano rusa Elena Manistina (Ulrica) y el barítono italiano Luca Salsi (Renato), junto al también barítono Paolo Orecchia (Silvano), los bajos Fabrizio Beggi (Samuel) y Simon Lim (Tom) y el tenor Bruno Lazaretti (Un juez). La dirección musical se cimenta en la batuta de Michele Mariotti, quien se pone al frente de la Orquesta y Coro del Teatro Comunale de Bolonia.

Un plantel de grandes intérpretes para representar el melodrama que, tras la trilogía formada por Rigoletto, Il trovatore y La traviata, supuso un soplo culminante en la evolución verdiana, como se manifiesta en el trazo colosal de las pasiones humanas, en la fuerza de los personajes y en uno de los dúos de amor más admirables del maestro. No en vano, el escritor Gabrielle d’Annunzio dijo de ella que era «la más operística de las óperas».

LA OBRA            

Un ballo in maschera se estrenó el 17 de febrero de 1859 en el Teatro Apollo de Roma con la reina María Cristina de España y el príncipe de Gales en el palco de solemnidades. El éxito fue tan arrollador que, como cuentan las crónicas, Verdi «fue llamado a saludar una veintena de veces mientras el teatro era invadido por una lluvia de flores».

Estructurada en tres actos y con libreto de Antonio Somma, basado en el que Eugène Scribe entregó a Daniel Françoise Sprit Auber para su ópera Gustavo III ou le bal masqué, la obra pretendía narrar el asesinato del citado rey de Suecia en el transcurso de un baile de disfraces, hecho histórico acontecido en 1792.

Problemas con la censura obligaron al compositor parmesano a realizar modificaciones sobre el argumento original y así, el personaje de Gustavo III pasó a ser Riccardo, conde de Warwick y gobernador de Boston; mientras que el capitán Jacob Johan Ankarström, verdadero asesino del rey, se convirtió en su secretario criollo Renato. Además, la adivina Madame Arvidson se transformó en la rústica Ulrica y los condes conspiradores Ribbing y Horn son ahora Samuel y Tom. Sólo Amelia, la esposa de Ankarström conservó su nombre junto con Oscar, el paje que ya aparece en el libro de Eugène Scribe.

Pero la tensa lucha entre el amor, la amistad, la confianza, la fidelidad y los celos que desemboca en la espeluznante tragedia final se trasladó en último término de una Suecia auténticamente histórica a una Norteamérica inventada del siglo XVII.

LA DRAMATURGIA

La producción lleva la firma del famoso director de escena veneciano Damiano Michieletto, con decorados de Paolo Fantin, vestuario de Carla Teti e iluminación de Alessandro Carletti. La propuesta se ha modernizado de forma considerable, la acción avanza en el tiempo hasta situarse en el contexto de una campaña electoral que tiene lugar en la América contemporánea y las intrigas transitan entre rascacielos de vidrio, coches de lujo, pancartas y luces de neón al servicio de una historia que conserva todo su impresionante vigor dramático y toda su imponente inspiración musical, a pesar de los cambios de «look» que el impulso renovador provoca en los personajes.

El aspecto visual cobra especial relevancia si se tiene en cuenta que con este título nacieron en Italia las «disposiciones escénicas», o sea las indicaciones referidas a la escenografía y actuación de los cantantes, siguiendo el modelo entonces imperante de «La Ópera» de París.

BEATRIZ DÍAZ YA DESLUMBRÓ EN ESTE ROL

La cantante asturiana, que ya en 2010 dejó testimonio de su virtuosismo en el Teatro Comunale con una insuperable Micaela de Carmen, regresa a Italia con un papel que bordó hace seis años en el ovetense Teatro Campoamor, cuando lo cantó por primera vez.

Los diarios de información general y la prensa especializada destacaron entonces que Beatriz Díaz «deslumbró», imprimió «excelencia y cumplió con abundancia su cometido manteniendo el rol en primer plano», obteniendo un «triunfo total y merecido» y encarnando su «delicioso» Oscar con «soltura, ágil coloratura, recursos vocales sobrados en trinos y adornos y, lo que es más importante, con gracia».

AM Cultura, 8 de enero de 2015