La voz que emociona

La voz que emociona

«Beatriz Díaz posee una voz de soprano lírica ideal, una sutileza de matices excepcional y una capacidad de comunicación y de empatía arrebatadora».

Gijón (Asturias-España).- Ramón Avello

La última vez que escuché a Beatriz Díaz antes del concierto inaugural de la Sociedad Filarmónica en el Teatro Jovellanos el pasado miércoles, fue en la ópera Don Pasquale, en la que la soprano asturiana representaba a una Norina pizpireta, graciosa y sentimental. Mientras que en una ópera se representa un rol, en un recital se da vida a tantas situaciones y a tantos personajes como canciones y arias figuran en un programa en el que la voz pasa a un primer plano. En las casi dos horas de un concierto excepcionalmente largo y variado, hemos escuchado las diferentes facetas de una cantante que posee una voz de soprano lírica ideal, una sutileza de matices excepcional y una capacidad de comunicación y de empatía arrebatadora que emociona.

Es indudable que Beatriz Díaz ensanchó la voz hacia el agudo vibrante, sin embargo no es una cantante de alardes, sino de profundidades, en la que tan importante es la forma de cantar, como la manera de decir el canto. En las Siete canciones populares de Manuel de Falla, acompañadas con una comedida elegancia por el pianista Julio Alexis Muñoz, lo más sobresaliente fue la manera natural, perfecta en la dicción, de interpretar dos canciones muy diferentes como la «Jota» y la entrañable «Asturiana». Un Falla clarividente y sólido, interpretado con un impecable gusto. Indudablemente estamos ante una buenísima intérprete de la música española, tanto por dicción como por fuerza expresiva. Otro momento culminante del recital fue el aria de Manon «Adieu notre petite table», de Massenet, interpretada con una rara mezcla de patetismo y nostalgia que sólo consiguen hacer las grandes sopranos líricas.

Esa finura lírica fue la que iluminó las arias de Puccini «O mio babbino caro», «Mi chammano Mimì» y el vals de Musetta «Quando m’en vo», cantadas con brillantez dinámica y sensibilidad. Veo en estas versiones, especialmente la de Mimì, una cantante hecha y derecha, y a la que sería ideal escucharla como protagonista de una gran «Bohème». Quien escuchó el miércoles a Beatriz Díaz sabe que estamos ante una voz excepcional por técnica y sensibilidad.

El Comercio, 11 de octubre de 2014