
15 Abr Lo nuevo del género chico, «Azucarillos» y «Revoltosa ’69»
El Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo recupera este abril el programa doble previsto para cerrar la edición de 2020 que no pudo ser. «Agua, azucarillos y aguardiente» se une con una adaptación libre de «La revoltosa» para unas funciones que prometen dar que hablar y que vienen con sorpresa final.
→ Si se piensa en las obras clave del conocido como género chico –término utilizado demasiadas veces y de forma incorrecta como sinónimo de zarzuela cuando en realidad es un subgénero–, hay dos títulos, con permiso de La verbena de la Paloma, que seguro vendrán a la mente del lector: Agua, azucarillos y aguardiente y La revoltosa. Estas dos obras de acto único, con música de Federico Chueca y Ruperto Chapí, respectivamente, y libretos de Miguel Ramos Carrión, José López Silva y Carlos Fernández Shaw, se unen en el Campoamor en un nuevo programa doble, con actualización del segundo título incluida, para las funciones que, los días 22 y 24 de abril, dan continuidad al XXVIII Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo.
Esta inusual pareja era la elegida para haber cerrado la edición de 2020 que no pudo ser. Ahora, si nada se tuerce, levantarán el telón con el maestro Miquel Ortega al frente de la orquesta Oviedo Filarmonía, y la nueva producción del Teatro Campoamor encargada a Curro Carreres. Una propuesta que se centra en las mujeres de ambas historias para dar una nueva vuelta de tuerca al género chico… Y que promete dar que hablar.
El «pasillo veraniego» Agua, azucarillos y aguardiente fue uno de los mayores éxitos de Federico Chueca, y en esta nueva visita a Oviedo llega con un reparto de talento español y respetando la ubicación temporal original: el Madrid de finales del siglo XIX, con el Paseo de Recoletos como salón urbano. Sobre la partitura desarrollan sus andanzas Asia, «una mujer romántica que intenta embellecer su realidad a través de la poesía», como apunta su intérprete a ÓPERA ACTUAL, la soprano madrileña Sagrario Salamanca, que señala como objetivo presentar al público «una verdad que les interese y les llegue»; y Pepa, «una madrileña castiza de raza que dice lo que piensa y llama a las cosas por su nombre», tal y como indica quien le da vida en este nuevo montaje, la soprano Beatriz Díaz.
Enfrentarse a un clásico
La cantante asturiana explica que «enfrentarse a un clásico siempre es un reto y por ello siempre intento llegar al primer ensayo con la visión del carácter que quiero imprimir al personaje, su personalidad y esencia».
En este caso, la de una mujer «a la que no le gustan los engaños ni las artimañas, trabajadora, leal y honesta, pero capaz de llegar a las manos si es necesario»… Y que vende agua, azucarillos y aguardiente en el aguaducho donde todo pasa. El contraste y la coexistencia entre las producciones clásicas y la modernización de libretos y puestas en escena puede ser, según ambas sopranos, una de las claves para la siempre pendiente renovación generacional del público, de forma que, según Díaz, «ambas coexistan, y sea el espectador quien elija el espectáculo que más le atraiga». También porque, como señala Sagrario Salamanca, «a veces los libretos reflejan realidades que hay que adaptar…».
En la España de 1969
En esa bisagra se sitúa este programa doble que, en la segunda de las obras, salta en el tiempo hasta la España del año 1969. De ahí el cambio en el título de la obra, en la que el autor y dramaturgo Pedro Víllora firma, junto a Curro Carreres, los nuevos textos de esta adaptación libre para, en palabras del director de escena, «terminar de caracterizar a los personajes» en este nuevo marco temporal.
Nancy Fabiola Herrera como Mari Pepa, conocida como la revoltosa, y Gabriel Bermúdez, que canta e interpreta la parte de Felipe en esta historia de patio de vecindad, encabezan la propuesta. Bermúdez, como tantos intérpretes españoles, ha tenido «la suerte de escuchar estas obras desde pequeño», según afirma el Premio ÓPERA ACTUAL 2005. «Esta nueva versión requiere un enfoque algo distinto del personaje y de la obra», apunta, «pero siempre teniendo como referencia el original, para adaptarlo en los ensayos a la idea del director musical y de el de escena, y al resto de compañeros del reparto». Y ante la disyuntiva entre «actualizar las obras o ser completamente fieles al original, creo que esto, a priori, no debería ser ni bueno ni malo de por sí, porque hay producciones muy modernas que me parecen maravillosas, y otras tradicionales que no, y viceversa», sentencia.
El nuevo programa doble incluirá una sorpresa final. Porque, en ambas obras, sus protagonistas ponen punto final a sus historias yendo a la verbena, pero en ninguna de ellas se ve el festejo. En Oviedo, sí, con un añadido musical procedente de El puñao de rosas de Chapí, un final de fiesta en el que coincidirán los personajes de ambas zarzuelas.
■ Ópera Actual, 15 de abril de 2021 · Pablo Gallego