
15 Mar Ópera de Tenerife presenta con éxito la inusual y excelente «Der Zwerg»
Triunfo también de Beatriz Díaz en el papel de Ghita, que estuvo muy bien durante toda la función y destacó especialmente en los momentos finales
→ Ópera de Tenerife ha vuelto a apostar por obras poco conocidas o representadas, pero que tienen gran interés y calidad. Es el caso de esta producción presentada en el Auditorio de Tenerife –en cooperación con diversos teatros franceses– donde hemos podido disfrutar de Der Zwerg (El enano), ópera en un acto de Alexander von Zemlinsky, estrenada en 1922 por Otto Klemperer. El libreto de George Klaren, basado libremente en un cuento corto de Oscar Wilde (y a su vez, en cuadros de Velázquez) nos muestra una historia dramática y emocionante, que acontece en la corte española, teniendo como protagonista a un ser de aspecto deforme, pero de gran corazón que es presentado como regalo a la Infanta, de la que se enamora, para luego sufrir una gran decepción.
Esta historia, que también es una crítica social, es presentada musicalmente por el compositor con una escritura densa pero transparente, muy bien orquestada y con muchos momentos de genialidad armónica e instrumental. Se notan las influencias de Wagner, Richard Strauss y Mahler, por ejemplo, tanto en lo vocal como en lo instrumental, pero Zemlinsky consigue que su voz personal brille más allá de las influencias recibidas.
El planteamiento del director de escena francés Daniel Jeanneteau resultó efectivo y adecuado. Con un marco en forma de cuadrado blanco en el que se desarrollaba la acción (en un guiño a Velázquez, quizás), en el escenario destacaron la utilización de los colores blanco y negro, los juegos de luces y sombras; más unos vestuarios creativos y elegantes, siendo el del enano el más simple (vaqueros y ropa sencilla). Los movimientos de los cantantes estuvieron logrados y bien adaptados a lo que pedía la historia y resultó especialmente memorable la escena donde el enano se descubre en el espejo, de gran impacto e imaginación. Por estos y otros muchos detalles, Jeanneteau y todo su equipo de trabajo dieron una impresión muy satisfactoria.
El director italiano Alessandro Palumbo dirigió la Sinfónica de Tenerife con convicción y profundo conocimiento de la obra. Con gestos amplios, estuvo atento a los pormenores de la compleja escritura del compositor, presentándola con claridad, eficacia y seguridad; desde los momentos más dramáticos hasta los interludios con aire español. La Sinfónica de Tenerife sonó trabajada y en buena forma, con claridad de líneas polifónicas y sin perder fuerza en los momentos de clímax. Fueron excelentes también los diversos solos instrumentales. El Coro Titular Ópera de Tenerife-Intermezzo, dirigido por Carmen Cruz y compuesto en este caso solo por mujeres, volvió a demostrar sus muchas cualidades, tales como la conjunción y la disciplina.
Satisfactoria también la labor de los cantantes, que se enfrentaron con éxito a la compleja escritura vocal. El tenor Mikeldi Atxalandabaso estuvo espléndido como El enano. Su voz adecuada, dotes dramáticas y capacidad de emoción redondearon una actuación envidiable que logró caracterizar los diversos estados de ánimo, que van desde el enamoramiento inicial a los aspectos más trágicos. También funcionó estupendamente en los dúos con los personajes de la Infanta y Ghita. Al comienzo de la velada, se anunció que la soprano Mojca Erdmann se encontraba aquejada de una infección, a pesar de lo cual saldría al escenario. Lo cierto es que no se notó la enfermedad, ya que tuvo una actuación muy destacada como La Infanta, con buena voz y gran vena dramática. Triunfo también de Beatriz Díaz en el papel de Ghita, quizás el único personaje que realmente simpatiza con el enano; carácter empático perfectamente reflejado por la soprano, que estuvo muy bien durante toda la función y destacó especialmente en los momentos finales. Philipp Jekal fue un Chambelán serio y con voz poderosa, que fue de menos a más durante su actuación. Importantes también, aunque en papeles secundarios, las sirvientas (Nina Solodovnikova, Carmen Mateo y Maria Ostroukhova) y las dos amigas de la Infanta (Ezgi Alhuda y Sophie Burns). Todas ellas cumplieron muy bien sus cometidos y contribuyeron al éxito de la velada.
Fue una representación muy satisfactoria de una ópera de gran calidad, en una versión que dejó una impresión de alto nivel y trabajo bien hecho, con momentos realmente impactantes.
■ Bachtrack, 10 de marzo de 2023 · Francisco Martínez Ramos