«Tienes que mostrar tu valía fuera para que te valoren en tu país»

«Tienes que mostrar tu valía fuera para que te valoren en tu país»

La soprano Beatriz Díaz (Aller, Asturias) es una de las voces más prometedoras de la lírica nacional. Con una carrera encaminada ya hacia papeles de enjundia, con gran relación con los teatros italianos, y habiendo sido reclamada para cantar con el maestro Riccardo Muti, desde su victoria en el concurso internacional de canto «Francesc Viñas» todo han sido parabienes para esta asturiana. Este verano lo pasa en su tierra como una de las voces del espectáculo «¡Viva la Zarzuela!» una antología de la lírica española que se estrena este fin de semana en el Teatro Campoamor

– «¡Viva la Zarzuela!» es una producción inédita ¿qué nos vamos a encontrar?
– Contamos con tres sopranos, dos barítonos un tenor, para los que se han buscado romanzas, dúos y partes de coro que se adecuan a las características de cada voz. Se ha hilado todo para terminar llevando el espectáculo a Asturias, con bandas de gaitas y la participación de Hevia. La idea original es hacer una selección de grandes hitos de la zarzuela

– Eso es difícil…
– Sí, porque lo que a una persona le parece fantástico, a otra no le gusta, y siempre hay gente que echará en falta uno u otro fragmento que personalmente le resulte emblemático. Sin embargo, creo que la selección musical es variada y representativa de la lírica española.

– ¿Pudo elegir lo que cantaba o venía impuesto de antemano?
– Cuando nos proponen el proyecto en octubre de 2008 yo entregué una lista con fragmentos que se adecuaban a mi voz, pero la decisión final siempre corresponde a la dirección artística, porque intentaron buscar un nexo común para dar continuidad al espectáculo.

– ¿Cambia la técnica vocal con respecto a la ópera el hecho de que la zarzuela posea partes habladas?
– Yo lo intento abordar de la misma manera, porque, lógicamente, la técnica es la misma a la hora de cantar. Es cierto que debido a los diálogos, la voz se cansa más, pero poco a poco he ido adquiriendo técnicas de declamación de teatro que preservan la voz.

– Comparten escenario con dos formaciones no profesionales, la Capilla Polifónica y la Joven Orquesta.

– Me parece gente que ama lo que hace, y no hay cosa más bonita que dedicarse a lo que te gusta, aunque sea de manera «amateur». La iniciativa de la orquesta me parece fantástica, porque para llegar a ser grandes músicos, se requiere experiencia: pisar el foso, acompañar cantantes… En cuanto al coro, lo he visto muy renovado, con miembros cada vez más jóvenes y con muchísimo amor por su trabajo. Sinceramente, creo que está en su mejor momento, nunca lo había escuchado a este nivel.

– ¿Les afecta toda la polémica generada con el presupuesto de este espectáculo?
– Es la primera vez que me ocurre que mi caché salga reflejado en un periódico. Creo que se ha utilizado todo con fines políticos. Es cierto que hay un presupuesto grande, pero estamos hablando de diez funciones con artistas cuyo currículum es importante, lo que aumenta su cotización. Sí puedo decir que hubo problemas y reajustes que luego no salieron reflejados en la prensa. Me da mucha pena que al final seamos juguetes en manos de políticos.

– Pero en tiempos de crisis se exige a todos «apretarse el cinturón»
– Por supuesto, y yo soy la primera que lo hice, y por cantar en casa más. Es más, puedo asegurar que en Asturias siempre ha sido donde menos he cobrado, pero lo hago encantada.

– Siempre saca tiempo para actuar en Asturias
– Intento buscar cosas aquí, porque eso también significa estar con mi familia y mis amigos. No estoy de vacaciones, porque lógicamente mi cabeza está en el trabajo, pero me parece un lujo: estoy haciendo un espectáculo muy bonito, con grandes compañeros y pasándomelo muy bien. También es cierto que hace cuatro o cinco veranos que no paso un tiempo en casa descansando.

– Centrándonos en sus compromisos, cada vez son más internacionales

– Sí, lo estoy buscando conscientemente, haciendo muchas audiciones, porque creo que es el momento para darme a conocer: si no lo hago ahora ya no podré más tarde. Estoy en un buen momento, aunque me queda mucho por aprender, y me siento en forma y con la voz respondiendo, que es lo más importante. Desgraciadamente, tienes que mostrar tu valía fuera para que te valoren en tu país.

– ¿Cuáles considera sus hitos profesionales hasta ahora?

– Lo que me cambió la vida fue ganar el concurso internacional «Francesc Viñas» en 2007, pasé de ser secundaria a que me llamasen para papeles protagonistas. Cambió mi manera de enfocar mi carrera. Recuerdo también con mucho cariño mi papel de Liù (Turandot) en el «Euskalduna» de Bilbao, porque sentir la ovación de un público tan difícil en un auditorio tan impresionante me emocionó. También fue muy importante la Musetta (La bohème) que hice en el «Carlo Fenice» de Génova sustituyendo a Ainhoa Arteta.

– ¿Cómo fue su experiencia junto a Riccardo Muti?
– Espectacular. Nunca he escuchado a una orquesta sonar como en sus manos. Muti consigue crear un color orquestal, unos «pianos»… te deja un colchón ideal, que casi da miedo romper cuando tienes que entrar cantando sobre él. Se respira magia.

– ¿Cómo fueron las pruebas para llegar hasta ahí?

– Muy curiosas, porque yo había preparado un aria, llegué a la audición frente a él y su equipo, la interpreté y me olvidé. Cuál fue mi sorpresa que me volvieron a llamar para una segunda audición: querían escucharme un dúo con una «mezzo» que yo no me había preparado. Muti sólo me dijo «No se preocupe, es muy fácil, lo lee a primera vista». Lo hice como pude, ¡me temblaban las piernas! Pero me seleccionaron. Además, antes de hacer esa misa con él, Muti me volvió a llamar para hacer Iphigènie en Tauride con él. Que Riccardo Muti te llame para cantar es lo máximo.

– No es un camino de rosas…
– La carrera de cantante lleva mucho esfuerzo, pero es cierto que se necesita una porción de suerte, y yo no me puedo quejar, porque, aunque estoy haciendo muchas audiciones para todo, se me van abriendo puertas. No quiero correr mucho, porque espero que esto sea una carrera de fondo, de muchos años, y no quiero quemarme. Mi pensamiento es llegar a viejita cantando, aunque hay que estar siempre ahí, porque si no, en seguida desapareces.

– ¿Cómo se compagina el tener que estar presente con rechazar papeles porque aún no es su momento?
– Con mucha pena, porque hay cosas que me encantaría hacer, pero soy consciente que todavía no es el momento. Sé que ahora es el momento de afrontar papeles como Micaela (Carmen), Musetta (La bohème)… personajes frescos, juveniles. El repertorio más lírico llegará de manera natural, pero no lo quiero forzar. De momento espero continuar con el repertorio de soprano lírico- ligera, más liviano, que también da mucho margen, aligera la voz y la deja fresca. De esta manera no se avejenta ni alcanza un excesivo «vibrato».

– ¿Cuál es ese repertorio al que aspira?
– Me gustaría hacer una lírica plena, lo que conlleva una Mimí (La bohème). Puccini es un autor que me gusta mucho, también Verdi o Mozart, pero estamos hablando a largo plazo, en un futuro todavía lejano. Muchas veces no se trata de lo que se aspira, si no de lo que te ofrecen los teatros. En una época donde prima tanto la escena, por mi físico funciono en papeles para Romeo y Julieta de Gounod o L’elisir d’amore de Donizetti.

– ¿Qué papel no se ve haciendo?
– No me veo como Ana Bolena, o como cualquiera de las reinas. Hay papeles que ya vienen dados por el texto, como en Turandot (Puccini), cuando se canta «mia piccola Liù»: ya da pistas sobre el físico del personaje, que en este caso concuerda con el mío.

– ¿Cuáles son sus próximos proyectos?
– Al acabar esta antología tengo veinte días de pausa que los voy a emplear en dar el último empujón a L’elisir d’amore. Debuto en el papel de Adina en la Fenice de Venecia, algo que no pensaba que llegaría tan pronto y que me hace mucha ilusión. También tengo firmadas dos Musettas (La bohème): una con Ainhoa Arteta en «La Maestranza» de Sevilla para diciembre, y en enero de nuevo en «La Fenice».

Oviedo Diario, 24 de julio de 2010