Un nuevo nido para «Los gavilanes»

Un nuevo nido para «Los gavilanes»

La famosa zarzuela de Jacinto Guerrero inaugura el jueves 24 y el sábado 26 de febrero el Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo


Los gavilanes
es el prototipo de lo que se denominó la restauración de la zarzuela grande, modelo de zarzuela estructurado en tres actos, con preludios, coros, y una cierta profusión -en total doce- de números musicales. Estrenada en 1923, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, esta obra, con libreto de José Ramos Martín, es desde entonces uno de los grandes éxitos musicales de Jacinto Guerrero (1895-1951). Romanzas como «Mi aldea» o «Flor roja» -esta última la cantó Miguel Fleta en Gijón, a finales de los años veinte, desde el balcón del antiguo hotel Malet-, corales como «Pescador, de tus playas te alejas» y «Amigos, siempre amigos» son páginas perdurables y universales del repertorio de zarzuela.

En el festival de zarzuela ovetense, Los gavilanes pusieron muchos nidos. No en vano, es una de las zarzuelas preferidas de un famoso alcalde carbayón de entre siglos. Incluso el Campoamor llegó a realizar una producción propia de esta obra, ambientada con total verosimilitud en Cudillero y representada al menos en las temporadas del 2007 y 2010. La nueva producción del Teatro de la Zarzuela que se representará en el Campoamor los días 24 y 26 de febrero contará con la dirección musical de Miguel Ángel Gómez Martínez, al frente de Oviedo Filarmonía y la Capilla Polifónica «Ciudad de Oviedo». El encargado de la escena es el director de teatro y actor uruguayo Mario Gas, sobre una escenografía de Ezio Frigerio, figurinista y escenógrafo de películas como Novecento, recientemente fallecido. Estará interpretada por Ángel Ódena (Juan), José Bros (Gustavo), Beatriz Díaz (Rosaura), Carmen Solís (Adriana), Lander Iglesias (Clariván), Esteve Ferrer (Triquet), Marisa Vallejo (Leontina), María José Suárez (Renata), Enrique Baquerizo (Camilo), Bárbara Fuentes (Nita), Sagrario Salamanca (Emma), Enrique Dueñas (Antón), Alonso Zorroza (Marcelo) y Luis Alija (Jorge).

El tema de Los gavilanes, ambientada originalmente en Provenza y que podría desarrollarse en cualquier pueblo costero del norte de España, narra la historia del indiano Juan, que vuelve rico a su aldea, de la que marchó joven y enamorado. Su amor de juventud, Adriana, es ahora una viuda, madre de una joven atractiva, Rosaura. El amor que de joven Juan tuvo por Adriana se traslada a su hija, que a su vez es cortejada por un joven marinero, Gustavo. Juan, el gavilán, utilizará su dinero para cazar a Rosaura, la paloma. Al final, se dará cuenta de que «no se compra con dinero la juventud y el amor» y apadrina a la pareja joven y enamorada.

Jacinto Guerrero y José Ramos Martín elaboran una zarzuela grande, en tres actos y cinco cuadros. El pueblo, la aldea a la que vuelve Juan, se erige como fondo y protagonista colectivo de una obra en la que el coro ocupa un papel esencial tanto en la trama dramática como musical. Uno de los factores de la popularidad de esta zarzuela es esa impronta coral, que incluso arropa las partes solistas de los cantantes. El coro tiene en la obra una presencia continuada, con una línea melódica popular muy pegadiza que cohesiona varias escenas.

Desde un plano sinfónico, hay que destacar el leitmotiv que deriva de la melodía de la copla que canta Gustavo: «Soy joven y enamorado, nadie hay más rico que yo, no se compra con dinero la juventud y el amor». Como es característico en Guerrero, la orquesta está al servicio de las voces, doblando las líneas melódicas vocales. Sin embargo, el cuidado preludio, con una original descripción del amanecer, la recurrencia de melodías escuchadas varias veces -la más importante, el leitmotiv antes aludido-, la importancia de la percusión, el oboe y el clarinete, dan a Los gavilanes un importante aliento sinfónico dentro de la sencillez.

Guerrero inventó lo que él llamó «el número bomba». Se refería a una melodía muy pegadiza, cantada por el coro o por los solistas, y el propio compositor animaba al público a que lo cantase. El encanto y la facilidad melódica de Jacinto Guerrero se plasma en esas romanzas y dúos con coro que se hicieron populares. Entre ellos, la romanza de salida de Juan: «Mi aldea», el fox-trot «Dulce tormento» que canta Rosaura, la romanza de Gustavo «Flor roja» y el dúo entre Adriana y Juan «Otra vez vuelvo a mirarte». Páginas memorables de Guerrero que justifican la fama y el alto vuelo desde hace un siglo de Los gavilanes.

El Comercio, 20 de febrero de 2022 · Ramón Avello