Unanimidad absoluta sobre el rotundo éxito de Beatriz Díaz

Unanimidad absoluta sobre el rotundo éxito de Beatriz Díaz

La opinión especializada coincide en subrayar el excelso desempeño artístico de la soprano en el estreno ovetense de «L’elisir d’amore»

 

«… Beatriz Díaz fue una Adina espectacular, con un desparpajo escénico envidiable y una hermosa voz que controlaba a su antojo. Hizo gala de unos agudos muy elegantes, una ágil coloratura y unos reguladores tan llamativos como cuidados. No es de extrañar su emoción al recibir la salva de aplausos finales en su querida tierra asturiana…», acentúa Nuria Blanco en la edición 335 de la revista Scherzo de diciembre de 2017; mientras que Cosme Marina y Diana Díaz, en el número 208 de Ópera Actual, correspondiente a la publicación impresa del mismo mes, subrayan que «… El tenor barcelonés [José Bros] encontró en la Adina de Beatriz Díaz una cómplice sugerente y de muy alto vuelo en su prestación vocal. El personaje, muy bien trabajado en todos los aspectos, destaca especialmente por un ejemplar empleo de sus recursos expresivos, por la belleza de una emisión siempre en primer plano, brillante y segura…»

«… El trabajo de Beatriz Díaz nos pareció admirable –destacaba Aurelio M. Seco, el 16 de noviembre, en la revista Codalario–. Estamos ante una soprano de gran talento que, a pesar de su juventud, ya cuenta con una interesante trayectoria  –no olvidemos que ganó el concurso de canto Francisco Viñas de manera aplastante y fue seleccionada por Riccardo Muti, entre otras muchas cosas–. Díaz posee una gran personalidad cantando, así como ciertas delicias interpretativas marca de la casa en las que uno puede verla reflejada como artista, como su forma de afrontar ciertos agudos, de manera precisa y cuidada, para acto seguido incrementar su sonido y volumen con un bonito regulador. La voz es bella, de lírica pura, blanca, suave, carnosa, agradable. Son obvios su desparpajo e inteligencia, en escena y cantando. Su Adina fue de quilates. Díaz se relamió en el personaje como si quisiera mostrar todo su repertorio de posibilidades vocales. Fue una hermosa lección de canto, y en su propia casa. Así que la soprano asturiana triunfó en el Campoamor con un gran papel protagonista –antes fue Oscar de aquel “Ballo in maschera” o la Norina de “Pasquale”–. ¿Por qué se ha tardado tanto tiempo en apoyar su carrera?…».

En Platea Magazine, Javier Labrada, señalaba también aquel día: «…Desde el punto de vista vocal, la totalidad del elenco protagónico se mantuvo a gran nivel, algo no tan frecuente como cabría esperar, que permitió al público disfrutar de todas y cada una de las partes cantadas de la obra. Tanto por carácter como por vocalidad, Beatriz Díaz se situó sin duda a la cabeza de dicho elenco, firmando una Adina de armas tomar, con una gestualidad decidida y un desempeño vocal envidiable. La soprano asturiana acometió con gusto y precisión cada frase de su personaje, legando una excelente interpretación que evidencia un gran trabajo de fondo. Todo un triunfo para la soprano, que nos recordó un tanto al que consiguiera en el mismo teatro allá por 2012, como la Liù de un segundo reparto de Turandot al que tuve la suerte a asistir…».

Alejandro G. Villalibre, escribió en Ópera World, el 15 de noviembre: «… Beatriz Díaz, que celebraba quince años de carrera subiéndose a “su” teatro, se presentó con una Adina muy rica en matices. Con pleno dominio de la “mesa di voce”, además de un contundente agudo y una agilidad que huye de la estridencia en favor de la precisión, sin descuidar un color vocal muy bello, se reveló como una cantante en plenitud, con un apabullante dominio técnico y también escénico…».

Un día antes, el propio Cosme Marina reseñaba en La Nueva España: «… Son ya quince años los que Beatriz Díaz cumple sobre las tablas del Campoamor, desde aquel “Amico Fritz” de 2002. Ha sido la suya una Adina impecable. Resuelta, impetuosa y espumante, como el personaje requiere, matizada en lo vocal, presente en escena con su habitual desenvoltura; con ese tan difícil y bien conseguido equilibrio entre la exhibición virtuosística y la dulzura expresiva que llevó plenamente a su terreno, al de la madurez de una voz que goza de un momento actual vigoroso. Una verdadera delicia que el público supo también reconocer con rotundas ovaciones…».

Por su parte, Ramón Avello, en El Comercio del 13 de noviembre, recalcaba que «…Beatriz Díaz interpretó a una Adina pizpireta, encantadora y sentimental. Recreó muy bien su papel, vocalmente con brillantes coloraturas, ligereza, pero también con dulzura y expresividad. Su “Cavatina per me sei libero” cosechó numerosos bravos y una cerrada ovación…».

Y ese mismo día, Pablo Álvarez en la publicación digital La Música en Siana, apuntaba: «… La Adina de la allerana ha ganado en madurez desde la recordada veneciana, capaz de transitar estados de ánimo tan distintos a lo largo de la obra y con unos matices inolvidables en cualquier registro, seguridad en los agudos siempre claros y un grave redondo, jugando con su voz y empastando siempre con los compañeros, uniendo sus excelentes dotes como actriz para recrear este personaje que le va como anillo al dedo en un final feliz de este regreso a casa. Sus parejas fueron un regalo con ella: la altura de Belcore sumando comicidad, la barcarola con el doctor un juego visual de ventriloquía al que se sumó el coro, más el enamorado Bros ideal, una alegría comprobar complicidad y gestos cariñosos que llegan al público…».

Testimonios, 1 de diciembre de 2017