En su esperada vuelta a casa para ser escuchada en el papel de Liù, que cantó en el Teatro Euskalduna en 2008, labrándose entonces «el favor unánime del público y la crítica», «Beatriz Díaz ya en sus primeras notas en “Il mio vecchio è caduto!”, lazarillo de un Timur que estuvo a buen nivel, marcaría distancias con el resto, “Signore ascolta”, hasta el final “per non vederlo più!” realmente epílogo para Puccini. Su presencia llena la escena en una producción casi estática, con una línea de canto impecable, homogénea, poderosa en los “fortes” y generosa en unos “pianissimi” que flotaban angelicales por encima del ejército orquestal que el de Lucca despliega en su obra póstuma. La musicalidad de la asturiana sigue siendo emocionante y ver cómo se mete en el papel contagia y enamora a todos. Credibilidad global y arias para degustar, auténtica triunfadora» (La Música, 24 de noviembre de 2012).