Beatriz Díaz, a la conquista de Norina

Beatriz Díaz, a la conquista de Norina

Ensayos de «Don Pasquale» en el Teatro Campoamor. En el «backstage» se escucha una risa. Es abierta, escandalosa. De esas que en alguna ocasión todos hemos querido tener.

Viene de la voz de Norina, de quien debuta el papel de la protagonista de la obra en un teatro al que podrán acudir quienes la conocen bien. Beatriz Díaz es asturiana, de Boo, en Aller. Se le nota, presume de raíces y marca muy bien su acento. «Estudié canto en casa a partir de los 15 años con Elena Pérez Herrero. Luego perfeccioné en Italia con Mirella Freni y recibí clases magistrales de grandes como Elena Obraztsova o Monserrat Caballé. Pero lo que soy, mis pilares, vienen de Mieres del Camino», cuenta.

Siempre con la maleta a cuestas, «porque tenemos un trabajo en el que siempre hay que estar dispuestos a marchar», uno se imagina que Beatriz no tiene problema en andar por el mundo. Es abierta, extrovertida, de recibir con abrazos y hablar con todo el mundo. La conquista se le da bien. Hace un mes lo hizo con el público de Tokio. Y a lo largo de su carrera ya lo ha hecho en varias plazas importantes. Roma, Bolonia, Sevilla, Buenos Aires, Venecia, Bilbao, Jerez, Madrid, Salzburgo, y por supuesto en Oviedo. Ha sido, entre otras, la Micaela de Carmen, la Liù de Turandot, la Musetta de La bohème y ahora la Norina de Don Pasquale. «Este papel es un auténtico bombón. Vocalmente tiene su dificultad, pero es muy divertido, y trabajar con Carlos Chausson una verdadera clase magistral».

Con 26 años obtuvo el primer premio del Concurso Internacional de Canto Francisco Viñas, en cuya edición conquistó además los premios a la mejor cantante española patrocinado por Plácido Domingo, a la mejor intérprete de zarzuela y el premio especial del público. Beatriz Díaz ha trabajado bajo la dirección de destacadas figuras musicales, como Riccardo Muti, Daniel Oren o Antonello Allemandi. Sobre las tablas del Campoamor, en los previos al estreno del tercer título de la temporada de la Ópera de Oviedo, escucha con la atención de los perfeccionistas las indicaciones de Marzio Conti, el director titular de la Oviedo Filarmonía. «Está fantástica», comenta él cuando su Norina desaparece entre bambalinas.

En el pasillo de camerinos, la puerta de Beatriz casi siempre está abierta. Hoy es día de pruebas. Curro Carreres, el director de escena, y Nadia Balada, la jefa de vestuario, ajustan los trajes y abrigos de la producción al talle de la maquinadora de Don Pasquale. Belén Rueda, de caracterización del teatro, sujeta su pelo y se sorprende de lo que ha crecido desde la Turandot de la pasada temporada. «Pues Curro me ha dicho que me lo tengo que cortar», dice Beatriz. ¿Menuda faena? Quién sabe, porque eso también lo dice riendo.

Ópera de Oviedo, 14 de noviembre de 2013