Del infierno al paraíso

Del infierno al paraíso

La Ópera de Oviedo continúa con el «Il Tabarro» y «Gianni Schicchi», programa doble de Puccini que se estrena este sábado en el Teatro Campoamor


Durante los años de la I Guerra Mundial, Giacomo Puccini compuso tres óperas breves: Il tabarro (El tabardo), Suor Angelica, y Gianni Schicchi. La primera es un melodrama social, agrio y lúgubre. La segunda, una ópera sentimental y piadosa. La última, una ópera bufa que se inspira en un personaje contemporáneo de Dante, Gianni Schicchi, simpático embaucador al que el poeta florentino arroja al Infierno por sus embustes. Aunque no tienen un hilo argumental en común, Puccini tituló esta trilogía el Tríptico. Y así se estrenó en 1918 en el Metropolitan House de Nueva York. Sin embargo, las tres obras raramente se interpretan juntas. Lo habitual es que acompañen a otras óperas breves o se escenifiquen dos de ellas. En las temporadas de ópera ovetense se representó Il tabarro en 1980, siendo protagonizada por Ángeles Gulín, Gianpiero Mastromei y Pedro Lavirgen. Gianni Schicchi también se representó una vez en el Campoamor. Fue en 1966, con Renato Capecchi y Lidya Marimpietri.

Este sábado regresan juntas a Oviedo, en una nueva producción de la Ópera de Metz, bajo la dirección musical de José Miguel Pérez-Sierra, al frente de Oviedo Filarmonía y el Coro Titular de la Ópera de Oviedo (Coro Intermezzo), y la dirección escénica de Paul-Émily Fourny. Il Tabarro estará interpretado por el barítono José Antonio López, como Michelle; Beatriz Díaz en el papel de Giorgetta, Azer Zada (Luigi), Ana Ibarra (La Frugola), Josep Fadó (Tinca), Miguel Ángel Zapater (Talpa) y Facundo Muñoz (vendedor de canciones).

Los intérpretes de Gianni Schicchi volverán a ser José Antonio López (G. Schicchi), Beatriz Díaz (Lauretta), Azer Zada (Rinuccio), Ana Ibarra (Zita), Josep Fadó (Gerardo), Laura Brasó (Nella), Julián Avedillo (Gherardino), Javier Povedano (Betto), Miguel Ángel Zapater (Simone), Carlos Daza (Marco), Marina Pardo (La Ciasca), Vicente Esteve Corbacho (Spinelloccio), Mikel Zabala (Amantio di Nicolao), José Manuel Álvarez (Pinellino), Pablo Joel de Bruine (Guccio). En la función fuera de abono del viernes 13 de octubre, los protagonistas serán Emmanuel Franco (Michelle y Schicchi); Clarissa Costanzo (Giorgetta y Lauretta), Enrique Ferrer (Luigi y Rinuccio) y Cristina del Barrio (La Frugola y Zita).

Pasión y muerte junto a las aguas del Sena

Il tabarro, el tabardo o la capa, se inspira en la obra teatral de Didier Cold La hopalanda, un drama naturalista en el que, con rasgosterribles, se describen las miserables condiciones de vida de los estibadores parisinos. Puccini y el libretista G. Adami adaptaron, con una concepción estética verista, esta obra ambientada en los muelles del Sena. La acción se desarrolla al anochecer, confiriendo a la luz declinante un carácter simbólico. Ese simbolismo lo posee también el tabardo que, como dice Giorgetta «algunas veces oculta alegrías y otras dolor». El tabardo es un refugio familiar para el matrimonio de Michelle y Giorgetta, pero también el lugar oscuro en donde se oculta la violencia y el asesinato.

La historia abroda un triángulo fatídico. El marinero Michelle posee una barcaza, en la que vive con su mujer Giorgetta, entristecida por la muerte de la hija que tenían en común. Entre los estibadores que trabajan en la barcaza, está Luigi, amigo de infancia y probable amante de Giorgetta. Michelle sorprende a Luigi en la barcaza al anochecer, y ofuscado por los celos lo mata y ocultó su cadáver en el tabardo.

El motivo musical principal que recorre incesantemente Il tabarro ya desde la obertura, simboliza las aguas del Sena. Es probable que Puccini se hubiese inspirado en las sucesiones de acordes del preludio La Catedral sumergida, de Debussy. Sobre este fluir de las aguas, se van describiendo con concisión diferentes estampas portuarias, junto a las pasiones íntimas de los protagonistas. Vocalmente predomina un recitativo o «parlato» declamatorio enriquecido con fragmentos melódicos muy significativos. Entre ellos, «Già discende la será», que canta Giorgetta, tiene reminiscencias, al igual que el dúo «Ma chi lascia il sobbergue», de Tosca. El vals que bailan Giorgetta y los estibadores, con la nota grave un semitono desajustada imita al renqueante organillo de barbería. El sentido popular, descriptivo, se encuentra en la melodía del vendedor de canciones, en el que Puccini cita un motivo propio de La bohème. El monólogo de Michelle «Nulla! Silencio!» posee la fuerza y expresividad de los grandes soliloquios para barítono y condensa admirablemente toda la fuerza y violencia de esta lúgubre tragedia.

    • Beatriz Díaz  La soprano asturiana interpreta a dos personajes muy diferentes, lo que requiere una gran versatilidad dramática y vocal. Giorgetta, en «Il tabarro», es una mujer melancólica, soñadora, cansada, que requiere voz lírica spinta, emisión con cuerpo, un timbre a veces oscuro y expresividad dramática. Lauretta, la hija de Gianni Schcchi, es un personaje luminoso, algo inocente, que requiere voz de soprano lírica.
    • José Antonio López  El barítono murciano en «Il tabarro» interpreta al introvertido y rudo Michelle. Es un papel de barítono de fuerza y cierto desgarro. Pero el rol de Gianni Schicchi es todo un reto de una comicidad absoluta, requiere de la teatralidad propia de los barítonos bufos y una gran variedad de registros vocales, como el falsete, la voz de niño, agiles parlatos y cambios de timbre, a veces sobre una misma frase.
    • Azer Zada  El tenor azerbaiyano también se duplica en dos papeles muy diferentes. En el rol de Luigi, requiere una voz de tenor spinto, con un centro de voz denso. El de Ruggiero, con alegres canciones como «Florencia es como un árbol florido», se aproxima al de tenor lírico-ligero, con claridad de emisión y fuerza en los agudos.

 

Schicchi y el tinglado de la antigua farsa

Gianni Schicchi es la más exitosa del Tríptico. Una ópera bufa que constituye una de las cimas de la comedia musical nacida de una mención de La divina comedia a partir de la que Forzano escribe, asesorado por Puccini, el libreto de esta joya cómica. La acción transcurre en Florencia a finales del siglo XIII. La familia de Buoso Donati, un rico hacendado recién fallecido, descubre que, en el testamento, deja su fortuna a los monjes. Gianni Schicchi, cuya hija, Lauretta es la novia de Rinuccio, uno de los sobrinos de Buoso, se hace pasar por el fallecido. Engaña al médico y al notario, y de paso, se queda como heredero de la mayor parte de la fortuna.

Puccini escribe una música especialmente concertante, al estar diez personajes actuando varias veces en escena. Los comediantes son un trasunto de los personajes de la Comedia del Arte del siglo XVIII, en la que tras Giovanni Schicchi, Lauretta, Rinuccio o el notario encontramos rasgos de Arlequín, Colombina, Pantaleón y otros personajes populares. La primera característica la partitura, la oímos en el breve preludio inicial un tema de cuatro notas que van marcando el tono vital de la obra al alargar o apresurar el tiempo. Este breve motivo casi cinematográfico y reiterativo, se intercala con cantos populares florentinos, junto a una de las arias más famosas de Puccini, «O mio babbino caro» (Oh, mi querido papaíto) que canta Lauretta para suplicar a su padre, Gianni, que ayude a su prometido.

El Comercio, 2 de octubre de 2023 · Ramón Avello