«El mayor hándicap de la lírica es que hace falta una regeneración del público»

«El mayor hándicap de la lírica es que hace falta una regeneración del público»

«Hay más cantantes que nunca y preparados, pero faltan lugares para cantar; lo bueno es que ahora se hacen montajes más espectaculares»


La soprano allerana Beatriz Díaz actúa mañana en el teatro Jovellanos a las 20.00 horas, en un concierto benéfico a favor de la Asociación Síndrome de Down de Asturias, enmarcado en la programación de la temporada de la Sociedad Filarmónica. Díaz estará acompañada en esta actuación por otros dos músicos asturianos, el tenor Jorge Rodríguez-Norton y el pianista Marcos Suárez.

–Su regreso al Jovellanos, con una gala lírica con fin benéfico.
–Es necesario que en la cultura aportemos a cosas buenas. Una de las cosas que aglutina el arte es esto. Es un plan estupendo, una forma de pasar un ratín divertido, cantando cosas guapas y divertidas.

–Los conciertos del año 2023 de la Sociedad Filarmónica de Gijón los cierran una asturiana acompañada por otros dos artistas asturianos. ¿Se pone doblemente en valor lo que se hace en la región?
–Sí. Además, con la Filarmónica mantengo una vinculación muy especial. Les tengo un cariño muy especial, siempre me han tratado con mucha cercanía y me han permitido acercarme al Jovellanos. Es una comunión perfecta. Porque en Asturias tenemos muy buenos mimbres musicales, con cantantes y músicos estupendos. Y también contamos con una Sociedad Filarmónica que nos da la oportunidad y hacen además una labor muy importante de difusión.

–¿Qué repertorio tienen preparado para el concierto?
–Será muy conocido y para todos los públicos. Pasará desde áreas muy conocidas de la ópera como «O mío babbino caro», de Puccini; a «O sole mio», de Di Capua; o el «Brindis de La Traviata», de Verdi. La segunda parte ya estará más centrada en canción asturiana, con alguna de Luis Vázquez del Fresno, o zarzuela con la romanza de La rosa del azafrán de Jacinto Guerrero y la romanza de El rey que rabió de Ruberto Chapí. Tampoco faltará alguna sorpresa para finalizar, con música navideña, aunque no vamos a desvelar cuál será todavía.

–¿Algún momento especial para descubrir?
–Mi talón de Aquiles siempre es Puccini. Voy a cantar en esta ocasión el «Vissi d’arte», porque de hecho lo que me sucede con la Filarmónica es que como canté ya tantas cosas, pues siempre busco alguna aria nueva. Y estoy emocionada también porque voy a cantar por primera vez La rosa del azafrán, que la interpretaré en la Temporada de Zarzuela de Oviedo, así que será un aperitivo.

–¿Son buenos o malos tiempos para la lírica?
–El mayor hándicap de la lírica es que hace falta una regeneración del público. Se ve como algo lejano y muy exclusivo. Es fundamental un cambio de educación. Y lo digo desde mi experiencia, porque lo descubrí con 19 años, que fue la primera vez que fui a ver ópera. En cuanto a tiempos ya es otra cosa. Hay más cantantes que nunca, con gente muy preparada, pero faltan lugares para cantar. Hay mucha competencia en el mercado. Cada vez salen más jóvenes, hay renovación continua. Pero los tiempos han cambiado.

–¿En qué lo nota?
–Es mucho más difícil hacer una carrera longeva. Los cantantes líricos eran de 40, 50, 60 años y hasta que quisieran. Pero ahora es algo complejo. Aunque también hay cosas positivas, como una evolución que se aprecia en los montajes, mucho más espectaculares.

–¿Por qué es necesaria la música clásica, la zarzuela o la ópera en la vida?
–Porque a veces necesitamos vías de escape, y esta vía es preciosa. El ritual de ir al teatro, sentarte ahí y evadirte, de repente esas dos o tres horas que sucede eso, es algo muy especial. Lo que vives pasa en ese momento y nunca más lo disfrutarás de esa misma forma. Hay veces que no somos conscientes de la magia que se está produciendo en ese momento.

La Nueva España, 19 de diciembre de 2023 · Pablo Antuña