Un viaje bello y solidario por la ópera y la zarzuela

Un viaje bello y solidario por la ópera y la zarzuela

Beatriz Díaz, Juan Noval-Moro, Serena Pérez y el pianista Marcos Suárez protagonizan un recital entrañable a beneficio de la asociación Galbán

 

Voces asturianas y solidarias son las que ayer se escucharon en el Teatro Jovellanos a beneficio de la Asociación de familias de niños con cáncer de Asturias Galbán y, específicamente, a su proyecto de cuidados paliativos pediátricos. La Gala lírica, con la que colabora el Club Rotario de Gijón, se enmarca dentro de la temporada de la Sociedad Filarmónica de Gijón. El acto fue presentado por Pachi Poncela, quien realizó unos amenos comentarios sobre la evolución de la ópera y la zarzuela. Entre el público asistente estaba la alcaldesa de Gijón, Ana González, y Lara Martínez, gerente de Divertia.

De la ópera a la zarzuela fue el viaje lírico que emprendimos ayer de la mano de tres cantantes asturianos en continuo ascenso. Beatriz Díaz ha cantado en los últimos años varias veces para la Filarmónica de Gijón, la última vez el pasado octubre, con los encantadores Cantarinos pa que suañes. En la anterior temporada de la Ópera de Oviedo, la soprano de Aller obtuvo un éxito rotundo y conmovedor con su papel de Madama Buterfly. Nacido en Pola de Siero, Juan Noval es un tenor que se podría calificar de todoterreno por su gran versatilidad. En noviembre pasado, cantó en el Campoamor el papel de Rodolfo, de La bohème, con gran empaque y lirismo. La gijonesa Serena Pérez es una mezzo con gran futuro. Recientemente, interpretó a la segunda de las damas de La flauta mágica, en Oviedo. Las voces estuvieron acompañadas por el pianista langreano Marcos Suárez. Este último tuvo un acompañamiento funcional, cómodo para los cantantes y más preciso en la ópera que en la zarzuela. Marcos realizó un gran esfuerzo: fue el único que estuvo interpretando durante las casi dos horas que duró el recital.

Comenzó la gala con un triple guiño a la ópera Carmen, de Bizet. Abrió fuego Serena Pérez, con la famosa «Habanera», lo más conocido de la ópera, aunque su melodía no la compuso Bizet. La tomó prestada de Sebastián de Iradier, maestro de piano de Eugenia de Montijo en París, como nos recordó Pachi Poncela. Serena Pérez interpretó la «Habanera» con una voz muy natural, buen volumen y fraseo muy correcto. Una buena manera de romper el fuego.

«Je dis que rien me’epouvante» (Me digo que nada me espanta) es el aria que canta Micaela, la novia angelical de Don José. Es un aria compleja para soprano, porque requiere agudos muy potentes y una melodía muy ligada. Cantado por Beatriz Díaz, fue el primer gran aplauso de la velada.

Juan Noval-Moro se presentó con el aria de Don José «La flor que tú me has lanzado». Su voz está ensanchándose y creciendo en volumen. Interpretó el aria con mucha expresividad, una línea de canto muy fluida y una declamación expresiva y segura. Es un cantante con un excelente futuro, como vimos ayer.

De la Sevilla de Bizet se pasó a la Venecia de Offenbach, con la famosa «Barcarola» interpretada por Beatriz Díaz y Serena Pérez. Una versión delicada, muy bien empastada en las dos voces y de un carácter poético y soñador.

Del resto de las arias de ópera destacamos, en primer lugar, el recitativo y aria de Idomeneo, cantado por Beatriz Díaz. Un aria de furor muy pasional, que reúne por una parte elegancia, coloratura y, además, un intenso dramatismo. Fue uno de los puntos culminantes de esta primera parte. El otro punto es el dúo «Oh suave fanciulla» de la La bohème. Aquí, Juan Noval bordó con esa mezcla de melancolía y pasión el famoso dúo protagonizado por Rodolfo y Mimí. Beatriz Díaz no le fue a la zaga.

La segunda parte fue toda una fiesta, en la que se fueron desgranando grandes romanzas y dúos de zarzuela. Comenzó con las famosas «Carceleras» de Las hijas de Zebedeo, de Chapí, cantada por Beatriz, con mucho garbo.

Un momento también muy aplaudido fue la romanza «Por el humo se sabe dónde está el fuego», interpretada con pasión por Juan Noval. Dos momentos muy simpáticos fueron los del dúo de «En Inglaterra los amantes», de Los sobrinos del capitán Grant, cantado con mucha gracia por Beatriz Díaz en un inglés chapurreado y Serena Pérez.

Y el punto final del programa fue la brillante jota «No cantes más “La africana”», de El dúo de «La africana», de Fernández Caballero. Ante el entusiasmo del público, los cantantes interpretaron tres propinas. En primer lugar, «Canta y no llores», la habanera de Don Gil de Alcalá de Penella. Como dijo Beatriz, un bálsamo para esta época de crisis. Noval-Moro se lució con la segunda propina: la romanza de La tabernera del puerto de Sorozábal, «No puede ser». Lo que no podía ser pudo ser: una voz que subió hasta el agudo con total potencia y claridad, como hacen los grandes tenores consumados. Él lleva camino de ser uno.

Finalmente, se despidieron con un villancico francés cantado entre los tres intérpretes, con el que felicitaron las fiestas al público asistente. Una gala entrañable, a beneficio de una gran causa.

El Comercio, 23 de diciembre de 2021 · Ramón Avello